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MITOS Y LEYENDAS




MITOS Y LEYENDAS SAUSALINAS
  • El pato volador
Don Santos, trabajador de la ex hacienda Casa Grande, se encontraba de guardián en el bosque a la altura del Puesto de la Policía, cierto día, sintió, un frío terrible, que no podía soportarlo, entonces tomó la decisión de ir inmediatamente a su casa en su bicicleta a ponerse un abrigo, era aproximadamente la 1.30 de la madrugada, Don Santos, iba con mucha cautela para no ser visto por el guardián de la población para no se le quiten su tarea por abandono de trabajo, a la altura del campo de lista de los trabajadores de la Empresa (Av. Arequipa) escuchó golpes en el aire, miró hacia el cielo claro y despejado, estrellado y centellante y avistó un enorme pato volando, que se dirigía hacia la población, se dice que cuando las cosas son malas, el pánico se apodera de la persona. El temor lo invadía por entero, sus pensamientos se proyectaron a sus hijos y tuvo espanto de la noche y del muerto, de las ánimas y de la brujería, después de un gran esfuerzo se dio aliento y aceleró a lo que pudo en su bicicleta dándose valor que de lo que ha visto no era realidad… pero al llegar a la intersección de las Calles Iquitos y Lima el enorme pato termina su vuelo y luego se convierte en una mujer, que al pestañear desaparece.
Don Santos tenía los labios pálidos de tanto apretar su grito insonoro, llegó a su casa, quiso despertar a su familia para hablarles y decirles lo que había visto, pero se detuvo, recogió una casaca y regresó a su trabajo.
  • El ahogado
Es una tradicional leyenda sausalina, quizás la más famosa dentro de las muchas que existe. Las versiones de personas mayores que manifiestas que han escuchado al espíritu maligno que salía de la acequia madre y se paseaba por la Calle Junín dando gritos muy tristes.
En cierta oportunidad, un grupo de trasnochadores muchachos: Presentación Rodríguez, Diego Cabalillas, Olegario Rodríguez, “Chito de la Cruz” que se encontraban en el Club de Tiro de Sausal, dando rienda suelta al jolgorio y timba que los caracterizaba en este tipo de reuniones, era aproximadamente las doce de la noche, la calle estaba vacía, un manto blanco de neblina la cubría, Olegario, vio que a través de la mampara de la puerta se filtraban al mundo algunos haces de luz y humo de cigarros mientras el sonido ondulaba en el espacio y se perdía al final de la calle llevándose consigo la tonada de un vals añejo.
De este modo, hundido en un trance nocturno, al sentir el aullido de los perros la muchachada hizo un silencio sepulcral sincronizado como si alguien hubiera dado una señal, “Ole” fue el primero en oír un quejido lamentable, el miedo pasaba sin atragantarse por la garganta seca, el frío se filtraba por los agujeros de los zapatos, “Chito” atinó y corrió a la puerta para cerrarla, todos continuaban susurrando comentarios sepulcrales, mientras la presencia del “ahogado” hacía más prominente, los perros seguían sin cesar con su aullido, la noche se había paralizado con estrellas y todo, el pueblo dormía con su opaco brillo entre los ojos y las ventanas, hasta que desapareció este triste lamento que escarapela el cuerpo a las personas que los escuchan. Abrieron la puerta y sacaban la cabeza cono si quisieran escapar del enemigo - ¡Ya pasó!- Exclamó, en ese instante salieron como un centello todos y corrieron a sus casas a contar a sus familiares de la experiencia que les tocó vivir.
Según, se dice que los perros son los primeros en percibir su presencia y aúllan temerosos del espíritu; también nos cuentan, que los gritos del “ahogado” se escucha fuerte es porque está lejos y cuando se escucha despacio es porque está cerca.

  • La tinaja rodante
La historia de un hombre mayor llamado Don "Ashuco", un trabajador y bohemio que no creía en lo sobrenatural y desafiaba el miedo a los espíritus. A pesar de su escepticismo, un día al pasar cerca del Cementerio General en Sausal, escuchó un sonido extraño y vio una tinaja rodando hacia el canal de la Calle Piura, transformándose en una persona. Este fenómeno, según testigos, ocurre los días martes y viernes. A partir de esta experiencia, Don "Ashuco" se volvió menos incrédulo pero no pudo dominar su arrogancia. Relató a sus amigos que seguía pasando por el lugar los días señalados para investigar el origen de la tinaja, convencido de que algo más que una simple explicación racional podría estar detrás de este evento.

  • La mujer chismosa y la llorona
La historia de un pueblo llamado Sausal, rico en tradiciones y leyendas. En las noches de Luna Nueva, especialmente los días viernes o martes a medianoche, se dice que aparece una procesión de personas vestidas de luto por las calles Junín y Lima. Estas figuras llevan velas y entonan cánticos tristes, causando temor entre quienes las ven. Se cuenta que aquellos que se acercan a curiosear a menudo terminan muertos al día siguiente, o sufren graves problemas mentales.

En la segunda cuadra de la Calle Lima vivía una mujer conocida por ser chismosa, quien tenía fama de conocer todos los secretos de la gente de Sausal. Una noche, incapaz de resistir su curiosidad, salió a investigar la procesión. Cuando la "mujer llorona" se le acercó y le entregó una vela que resultó ser un hueso, la mujer chismosa se asustó tanto que decidió no volver a salir de su casa por las noches. Esta experiencia la dejó viviendo en un estado entre el día y la noche, obsesionada por conocer los secretos de los demás sin salir a las polvorientas calles de Sausal.


 

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